Saludos a todos los lectores del blog.
Supongo que cuando hayáis leído el título de la entrada se os habrá venido a la cabeza Barak Obama. Recuerdo cuando se presentó como candidato, las noticias no paraban de poner el acento en el hecho de que no era blanco, y en lo novedoso de la situación.
Sin embargo, no es así. El primer presidente de color (no blanco, quiero decir) del continente americano fue un indígena, de padres zapotecas. Fue la primera persona que se graduó como abogado en el Instituto de Artes y Ciencias de Oaxaca, en 1834. Se trata de Benito Juárez (1806-1872).
Benito Juárez. Foto de Wikipedia |
Se quedó huérfano con tres años, a cargo de sus hermanas y abuelos y finalmente, de su tío. Se escapó de la aldea en la que vivía quizás por miedo a las consecuencias de haber perdido una oveja del rebaño que cuidaba, y también por su deseo de aprender. Hasta los doce años no comenzó a aprender español. Antonio Maza, un comerciante rico, lo acogió en su casa recién llegado a Oaxaca. Unos años después, Benito Juárez se casaría con Margarita, la hija de este comerciante. Un poco después conoció a Antonio Salanueva, un franciscano con el que aprendió el oficio de encuadernador y que lo apoyó en su formación.
Fue secretario de Gobierno, miembro de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia, ministro de Justicia... También fue presidente de la República de Méjico, de 1858 a 1872. Fueron años convulsos en Méjico, en los que se produjo, entre otros acontecimientos, el intento de hacer de Méjico un imperio en la órbita de Francia, que finalmente fracasó pero que nos dejó una herencia envenenada: el invento por parte del candidato a emperador de Méjico, Maximiliano, de llamar a Hispanoamérica "Latino America" que tanto éxito ha cosechado, desafortunadamente.
La vida de Benito Juárez fue muy intensa, no solo vivió muchos acontecimientos muy importantes de su tiempo, sino que él mismo fue protagonista de parte de ellos. Fue muy anticlerical, pero en su lecho de muerte le dijo a su médico que el hombre más bondadoso que había conocido en su vida había sido Antonio Salanueva, el franciscano que lo enseñó a encuadernar.
No es mi intención, sin embargo, profundizar en la figura de este hombre, sino poner de relieve que la consideración que se hace de España por parte del indigenismo actual es simplemente insostenible. Si España realmente hubiera llevado a cabo un genocidio, en primer lugar, no hubiera habido en Méjico comunidades enteras de Zapotecas que no hablaban español a principios del siglo XIX. Si en los virreinatos hubiera habido un régimen racista como el que había en EEUU unos 100 años después, Benito Juárez no hubiera obtenido el título de abogado, y mucho menos habría llegado a presidente de la República.
Esta es una prueba más de la imagen distorsionada de España y de los países hispanos que se ha aceptado a lo largo de la historia, pero que los hechos desmienten. Es totalmente injusto y desproporcionado que se valore como algo excepcional que en EEUU haya habido un presidente de color ya en el siglo XXI, mientras se ignora el hecho de que Méjico tuvo uno indígena en el siglo XIX.
¡Feliz 2020 a todos!
Hasta pronto.
Enlaces: