sábado, 30 de septiembre de 2017

Curiosidad de septiembre 2017: El rubí del Príncipe Negro

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State Imperial Crown. Corona imperial de estado británica


En esta entrada del blog me gustaría invitaros a que recordéis la ceremonia de apertura del Parlamento británico. Lo más llamativo es la imagen de la reina vistiendo la capa de terciopelo rojo y la corona imperial, que aparece en la foto de arriba. Entre las piedras preciosas de la corona destaca por su tamaño y brillo, la de color rojo intenso, engastada en el centro de la corona. Es conocida como el Rubí del Príncipe Negro, pero se podría llamar también el rubí del Rey Bermejo. 

Este Rey Bermejo tuvo en su poder el rubí mucho antes de que llegara a estar engastado en la corona inglesa. Muhammad VI, que así se llamaba, estuvo por poco tiempo en el trono del Reino Nazarí de Granada, durante el siglo XIV. ¿Como llegó un rubí del tesoro real de la Alhambra hasta la corona imperial inglesa del siglo XX? 
Si habéis leído mi entrada del 1 de julio de 2017, sabréis que el Príncipe Negro, heredero de la corona inglesa, vino a la península a ayudar a Pedro I  el Cruel heredero de la corona de Castilla,  en su lucha contra su hermanastro, el bastardo Enrique de Trastámara. Castilla no era el único reino que estaba en guerra en aquel momento. En Europa se libraba la Guerra de los Cien años entre Francia e Inglaterra, y el Reino Nazarí de Granada estaba viviendo la lucha de Muhammad V y Muhammad VI por el trono.  

Muhammad VI había ayudado a Ismail II a derrocar a su hermanastro, Muhammad V. Este tuvo que huir al norte de África, dicen que disfrazado de esclava. En menos de un año, Ismail II fue asesinado y subió Muhammad VI al trono del Reino de Granada. Pero para ese entonces, Muhammad V había vuelto de África, y en esta ocasión fue Muhammad VI el que tuvo que huir. Se llevó a Sevilla en su huida gran parte del tesoro real de la Alhambra. Su idea era ofrecerle a Pedro I el Cruel estas riquezas a cambio de que lo ayudara a recuperar el trono del Reino de Granada, pero el rey castellano había hecho ya un trato con Muhammad V, así que mató a Muhammad VI y a sus acompañantes y se quedó con las riquezas que llevaban. Esto fue en la primavera de 1362.

Muchos de estos datos se conocen a través de la "Crónica del rey don Pedro" de Pedro Pérez de Ayala. Según esta crónica, entre las piedras preciosas que pasaron a pertenecer a Pedro I a raíz del asunto con el Rey Bermejo, Muhammad VI,  se encontraban varias "piedras balaje" que son descritas como "muy nobles y muy grandes, cada una como un huevo de paloma". Un poco más adelante explicaré qué es eso de "piedras o rubíes balaje".

En 1366, cuatro años después de que Pedro I matara a Muhammad VI y se quedara con las piedras preciosas, las mismas Crónicas citadas anteriormente nos describen al rey castellano recién huido de los reinos hispanos. Ahora es él el que tiene problemas, porque su hermanastro le disputa el trono de Castilla. Se cuenta en estas Crónicas cómo Pedro I le entrega al Príncipe Negro, hijo del rey de Inglaterra, sus joyas personales  como pago por su ayuda para luchar por la corona de Castilla. Entre estas joyas están los "rubíes balaje" del tesoro de la Alhambra que Pedro I el Cruel le había confiscado a Muhammad VI. El Príncipe Negro murió antes que su padre, por lo que no llegó a reinar, pero lució el rubí del rey Bermejo granadino en las batallas en las que participó antes de su muerte. Le gustaban mucho las gemas. El rubí lo heredó su hijo, Ricardo II Plantagenet. En 1415 encontramos al rey Enrique V de Inglaterra con el rubí en la corona durante la batalla de Agincourt. Unos años más tarde, según dice Gabriel Pozo Felguera con mucho gracejo en la fuente nº 2, 

La arriesgada costumbre de los monarcas de aquella época de luchar con la corona real sobre el casco le llevó a otro susto con el rubí. En la batalla de Bosworth (1485), el rey Ricardo III perdió la vida, el reino y la corona. La joya real fue hallada días después, partida en dos, en unos matorrales. A partir de entonces, el duque de Richmond pasó a reinar como Enrique VII de Inglaterra; inauguraba la dinastía Tudor y la corona con el rubí de la Alhambra.

El rubí que hoy día está engastado en la corona perteneció a Catalina de Aragón cuando ésta ostentó el título de reina de Inglaterra por su matrimonio con Enrique VIII.  En la época de Cromwell, Carlos I fue depuesto, acusado de traición, y ejecutado. Sus bienes fueron subastados, y el rubí fue vendido por 4 libras a simpatizantes monárquicos. Cuando se restauró la monarquía con Carlos II, el rubí fue recuperado para la corona inglesa . Desde 1671 las joyas de la Corona, incluido el rubí engastado en la corona imperial, están custodiadas en la Torre de Londres. La decisión de llevarlas allí se debió a que se produjeron varios intentos de robo.
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Torre de Londres, donde se custodian las Joyas de la Corona británica
  Hoy día se considera Mianmar, en el Sudeste asiático, como el lugar de origen más probable del rubí. Seguramente llegó a manos de comerciantes genoveses o venecianos a través de la ruta de la seda. Estas repúblicas de la península itálica mantenían muchos vínculos comerciales con el Reino de Granada , y así se supone como tesis más probable que el rubí pasó a formar parte del tesoro de la Alhambra. 

Debido a que esta gema pasó la primera parte de su historia conocida en tierras hispanas nos interesa saber que recibe en castellano el nombre de rubí, aunque no es exactamente un rubí. Es una piedra llamada "espinela". Como antiguamente se llamaba a las espinelas "rubí balaje", es decir, rubí del país de Balahs, al final quedó simplemente como "rubí". Esta piedra preciosa aparece así descrita en la fuente nº 1: 
dicha espinela que no esta facetada sino solo pulida de su cristal natural , un octaedro irregular desplazado; es una de las más grandes  jamás encontradas en su calidad y color, y como siempre en estas joyas a parte del valor como gema, su historia y vicisitudes hacen de ella una pieza única. Tiene unos 170 quilates de peso y está taladrada.
La pequeña gema, un poco más clara, que aparece incrustada en la espinela es un rubí verdadero, cuya función es tapar el agujero que se le hizo para poder llevarla como colgante. Se puede apreciar perfectamente en la foto que aparece al principio de la entrada.

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George I , corona Imperial, 1714
Imperial_State_Crown_of_Queen_VictoriaVictoria, Corona Imperial, 1838
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George VI, corona actual, 1937


Según la tradición, el rubí traía mala suerte a los que los llevaban. Dicen en la fuente nº 4:

 "Antiguamente se decía que sobre el rubí pesaba una maldición. Muhammad VI y Pedro I la poseyeron y fueron destronados y asesinados. El Príncipe Negro murió antes de llegar al trono, y Ricardo III la llevaba cuando murió. Catalina de Aragón, primera esposa de Enrique VIII, la lució en varias ocasiones, hasta que su marido se hartó de ella (de Catalina, no de la gema) y se divorció. Carlos I la perdió a la vez que la cabeza. Sin embargo, a partir de Carlos II parece que la maldición ha dejado de darle guerra a la monarquía británica."
Pues ya sabemos cómo un "rubí balaje" salió de la corte Nazarí para acabar engastado en la corona que se usa actualmente para las solemnidades por parte de los monarcas británicos. Otro vínculo curioso de hace varios siglos, que demuestra que ha habido una relación intensa entre lo que hoy día son España y Gran Bretaña.


Fuentes: 

  1. http://ricardodiejoyas.com/joyas-historia-historia-joyas-rubi-del-principe-negro/
  2. http://www.granadahoy.com/granada/rubi-Alhambra-Corona-Britanica_0_421757956.html
  3. http://www.vallenajerilla.com/berceo/antoninoperez/rubiprincipenegro.htm
  4. http://laescaleradeiakob.blogspot.com.es/2013/09/el-rubi-del-principe-negro.html
De las imágenes:

martes, 26 de septiembre de 2017

La Contra Armada inglesa

Bueno, pues volvemos a las batallas...Saludos a todos.

Introducción
 Me parece importante incluir la Contra Armada inglesa justo a continuación de la Gran Armada española porque, de hecho, ocurrieron una justo a continuación de la otra. La Armada española tuvo lugar en 1588, de mayo a noviembre, más o menos y la Contra Armada inglesa en 1589, desde la primavera hasta el mes de julio.

Este acontecimiento recibe en inglés los nombres de  English Armada, Counter Armada o Drake-Norris Expedition. La Contra Armada fue, como uno de sus nombres sugiere, un contraataque inglés aprovechando que las naves españolas estaban siendo reparadas en los puertos del Cantábrico, sobre todo en Santander. Tanto la Armada española como la Contra Armada inglesa son dos episodios bélicos que ocurrieron dentro de la guerra que ambas naciones mantuvieron entre 1585 y 1604.

Podríamos decir que Isabel I de Inglaterra tenía como objetivo general sustituir a España como el imperio colonial más potente de la época. Esto se plasmó en tres objetivos concretos: en primer lugar, destruir la flota española, dejando a España indefensa por mar. En segundo lugar, levantar a Portugal contra España, que en aquel entonces estaban unidos, implantando allí la hegemonía inglesa y consiguiendo de facto los territorios de ultramar portugueses.  En tercer lugar, tomar las islas Azores y establecerse allí para atacar a la Flota de Indias y tener una base desde la que acceder con más facilidad a las posesiones españolas en América.

Organización general de la Contra Armada inglesa

Drake y Norreys o Norris fueron las dos figuras de mando en la Armada inglesa. Drake como almirante de la flota y Norreys como general al mando de las operaciones terrestres. Se trataba de una operación anfibia, igual que la que Felipe II había planeado realizar en Inglaterra. Antes de zarpar, mientras esperaban a parte de los barcos holandeses (sus aliados), consumieron un tercio de las provisiones de los barcos, con lo que solo les quedaba abastecimiento para dos semanas. Drake había obtenido un gran éxito en un ataque a Cádiz unos años antes, y se había atribuido como triunfo propio el fracaso de la Armada española, pero muchas personas en Inglaterra no estaban de acuerdo en que fuera el almirante de la flota. En total, se reunieron  entre 180 y 200 naves. En la oscilación de éstas cifras influyen diversos factores: los desertores, los barcos que se enviaban con noticias, los buques hundidos y capturados...que hacen que varíe el número según el momento en el que se calcule (os recuerdo que la Gran Armada española estuvo compuesta por unos 140 buques en el momento en el que hubo un mayor número de navíos).
Zarparon algo más de 27.500  hombres, la gran mayoría sin experiencia y bastante indisciplinados. Como no existía la "Royal Navy" todavía, la reina hizo un llamamiento a todo tipo de naves, con la promesa de un gran botín. Como consecuencia, se unieron a la Contra Armada una serie de barcos que se dedicaban a la piratería.

El primer objetivo: atacar Santander

 Tenían órdenes precisas de la reina de dirigirse a Santander en primer lugar, para destruir los buques en reparación de la Armada española. Antes de avistar las costas españolas, ya habían desertado unos 20 barcos pequeños con 2000 hombres. El propio Drake decide desobedecer a la reina y navega hacia La Coruña, alegando que los vientos lo habían llevado allí. Quería saquear La Coruña, posiblemente porque pensaba que allí había grandes riquezas y porque en La Coruña había provisiones para las flotas que zarpaban del puerto con las que le hubiera venido estupendamente hacerse. En el enlace que incluyo en 5º lugar dicen que Drake quiso vengarse de los puertos y ciudades que sirvieron de base a la Gran Armada el año anterior y por eso atacó La Coruña, en lugar de dirigirse a Santander, como le había ordenado Isabel I.





En La Coruña, el gobernador organizó la defensa de la ciudad con las seis naves de distintos tamaños de las que disponían y un total de 1500 hombres. Desembarcaron 8000 soldados ingleses que lograron saquear la parte baja de la Coruña y causaron bastantes bajas, pero cuando llegaron a la zona alta amurallada, donde la población se había replegado, ésta se resistió heroicamente dando apoyo a la guarnición: es entonces cuando tiene lugar el episodio de María Pita, al que dedicaré alguna entrada.
Finalmente, ante la llegada de refuerzos, perdida la motivación por los obstáculos encontrados y por la necesidad de conseguir siquiera el resto de objetivos, los ingleses abandonaron la idea de tomar la ciudad y se retiraron. Hay que decir que algunos de los problemas que encontraron los produjeron los propios ingleses, como por ejemplo, intentaron volar la muralla de La Coruña de tal manera que los cascotes salieron disparados hacia ellos mismos.  En total, hubo unas 1000 bajas entre los españoles y 1300 entre los ingleses.
La flota inglesa se dirigió entonces hacia Lisboa, mientras continuaban las deserciones entre sus filas. En el ataque a la Coruña habían perdido dos o tres naves grandes y varias pequeñas de las usadas para los desembarcos. España entiendo que perdió un galeón, incendiado por los propios defensores de La Coruña y otros dos o tres barcos que tuvieron que hundir.

El ataque a Lisboa


Resultado de imagen de castillo de san jorge lisboaCañón del castillo de San Jorge, en Lisboa



El siguiente paso era provocar una sublevación contra Felipe II en Portugal, poniendo en el trono a Antonio, Prior de Crato, que era un hijo habido fuera del matrimonio por parte de un infante de Portugal. Era primo de Felipe II, viajaba en la flota inglesa, y había aportado joyas robadas de la corte portuguesa para participar en el pago de la Contra Armada. Había firmado acuerdos por los que pretendía convertir a Portugal en un protectorado inglés a cambio de que Inglaterra lo ayudara a conseguir el trono de Portugal. Posiblemente estos acuerdos vergonzosos no eran conocidos por los portugueses que lo apoyaban en sus pretensiones.

El plan inicial inglés era entrar por el Tajo aprovechando la subida de la marea, pero esto era inviable después de lo sucedido en La Coruña, con todas las fuerzas defensivas al servicio de Felipe II ahora ya en alerta. Decidieron separarse.
Drake atacaría desde el mar mientras Norreys atacaba Lisboa por tierra. Norreys desembarcó con unos 10.000 hombres en Peniche, a unos 75 km al norte de Lisboa. Aunque en principio no encontró resistencia, perdió algunas naves de desembarco por el estado del mar. Mientras avanzaba hacia Lisboa por tierra, Norreys esperaba encontrar apoyo desde dentro de Portugal por parte de los partidarios de Antonio de Crato, y que estos se sumaran a sus fuerzas. También contaba con conseguir pertrechos, pero la situación fue justamente la contraria. Durante todo el trayecto sufrieron ataques de partidas hispano-portuguesas, la población los consideraba herejes, no libertadores, y no les dio ningún apoyo. Además, no olvidaban los ataques ingleses a sus barcos durante los años anteriores. Solo se les unieron unos pocos cientos de partidarios del Prior de Crato.

Curiosamente, los ingleses no llevaban cañones de asedio, que eran distintos a los usados en las naves, lo que hizo plantearse a los hispanos si es que se los iban a proporcionar los portugueses partidarios del Prior de Crato, pero no era así, fue simplemente un error de tipo logístico. No llevaban más que 44 caballos y tenían que ser los propios soldados ingleses los que transportaban los pertrechos de guerra. Además, muchos iban enfermos de epidemias que habían comenzado en las naves, antes del desembarco. Cuando llegaron a Lisboa se encontraron con que los estaban esperando con la defensa organizada. Además, fueron continuamente hostigados desde la ribera del Tajo por las 18 galeras de la Escuadra de Portugal al mando de don Alonso de Bazán, hermano de don Álvaro de Bazán, que causaron numerosas bajas. A ellas se unieron luego otras 9 galeras de la Escuadra de España. Esto hizo que Norreys decidiera batirse en retirada el 16 de junio. Entre tanto, Drake había permanecido esperando pasivamente, quizás a ver si la situación cambiaba y podía atribuirse la victoria, sin acudir a socorrer a los soldados ingleses en tierra que estaban pasando las de Caín, hambrientos, enfermos y en guerra,  y muchos, perdiendo la vida.

Los soldados hispano-lusos persiguieron a los ingleses en retirada. No se produjeron batallas, pero se hicieron muchos prisioneros y fueron hallados los papeles de Antonio de Crato, en los que aparecían listas de los que apoyaban el levantamiento en Portugal.

Enfrentamientos en el Atlántico
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Tras abandonar los ingleses Lisboa , los barcos de su flota fueron perseguidos por la Escuadra de Galeras de España, bajo el mando de Martín de Padilla. Este marino, con gran experiencia, era consciente de la dificultad de las grandes galeras a la hora de enfrentarse con barcos de mediano tonelaje, más artillados, ligeros y maniobrables. Pero había una circunstancia en la que las galeras tenían ventaja, y era la ausencia de viento. Persiguió de lejos a la flota inglesa, esperando el momento oportuno para atacar. Cuando pudo hacerlo, cañoneó a los barcos ingleses, que recibieron un fuerte castigo, y  apresó varios buques. Luego Drake inició una singladura muy tortuosa, en menos de un mes: llegó a las Azores, que era el tercer objetivo, para tratar de apresar a la Flota de Indias y conseguir así el botín que tanto se le estaba resistiendo. Allí fue rechazado fácilmente por las guarniciones de estas islas. Después los sorprendió una tormenta, y se dirigieron a las Islas Madeira, donde saquearon Puerto Santo. A continuación, desesperados porque no tenían víveres ni agua, saquearon Vigo, que entonces era solo un pequeño puerto pesquero, a pesar de lo cual volvieron a sufrir bajas por parte de la población civil. Supongo que Drake estaba también desesperado porque había fracasado en todos los objetivos y no quería volver a Inglaterra de vacío, así que intentó volver a las Azores, mientras Norreys y Essex, otro de los expedicionarios, decidían volverse ya a Inglaterra.  Pero Drake se vio sorprendido por otro temporal y se dio por vencido. Llegó a las costas inglesas el 10 de julio de 1589.

Comparación de la Grande y Felicísima Armada española y la Contra Armada inglesa

Voy a considerar solo los aspectos que me han parecido más interesantes, para no alargar la entrada.

Ambas Armadas tienen un montón de paralelismos. En primer lugar, los dos reyes quisieron llevar a cabo  una operación anfibia muy compleja para cambiar aspectos políticos estructurales del otro país, sin ser capaces de calibrar las dificultades a las que se enfrentarían en los escenarios reales. Sin embargo, si se consideran los objetivos de Felipe II de España y de Isabel I de Inglaterra, yo considero los de esta última más ambiciosos y complejos que los de Felipe II, por tanto, más delirantes. Esto lo digo porque la historiografía inglesa tradicional (y,  la española, a rémora de ella, también), ha presentado a Felipe II como un iluso en lo tocante a la Armada.

Además, ambas flotas sufrieron demoras que las perjudicaron, esperando una,  a los Tercios y la otra, a los barcos holandeses.Y a las dos Armadas les afectó el increíble mal tiempo de aquellos años, en los que se produjo una especie de pequeña glaciación.

Otro coincidencia curiosa es que de ambas volvieron 102 barcos, pero la Armada Española no había llegado a tener más que unas 140 naves mientras que la inglesa estuvo compuesta por entre 180 y 200.

Entre las diferencias, tengo que decir que no he oído ni leído nada sobre deserciones entre los soldados españoles de la Gran Armada. Al contrario, después de naufragar en las costas de Irlanda y tras pasar unas penalidades horribles, porque al naufragio (en aquella época casi nadie sabía nadar)  se sumó el frío con un tiempo de perros, el hecho de que les robaron hasta dejarlos desnudos, la persecución en tierras extranjeras, incluso ser convertidos en esclavos, el hambre... después de todo esto, siguieron plantando cara a los ingleses cada vez que pudieron y en algún episodio que otro se salieron con la suya, y hasta organizaron acciones de espionaje. Podéis ver sobre este tema la entrada en la que escribo sobre Francisco de Cuéllar, en la "Curiosidad del mes de mayo, 2017". Además, la Armada española mantuvo la formación bajo condiciones muy adversas, y había una disciplina ejemplar, al contrario que la flota inglesa, donde la indisciplina fue notable.

Otra diferencia es que la expedición española tenía un componente religioso además de defensa de intereses económicos y estratégicos, componente del que casi carecía la inglesa. En  todas las guerras hay saqueos y se obtienen botines, pero en el caso de la Armada inglesa es que fue el objetivo principal planteado por la reina a los armadores. Esto trajo también sus consecuencias. Isabel I quería obtener poder sobre otras naciones, pero, para convencer a los armadores, planteó la operación con el objetivo, de cara a estos armadores, de conseguir un gran botín. Esta divergencia de objetivos tuvo consecuencias históricas inimaginables. De haber sido acatadas las instrucciones de la reina y haber sido destruidos los barcos españoles, como se explica muy bien en las conclusiones de la fuente nº 7, el Imperio español hubiera pasado a ser controlado por Inglaterra en pocos años, y hoy día no existiría Iberoamérica. El mundo actual sería completamente distinto.

El trato que se les dio a los soldados tras la expedición fue terrible en Inglaterra. Había incluso quien llegó a plantear que si se morían, mejor, porque así no había que pagarles. De hecho, los enfermos estaban tirados por la calles de las localidades costeras, agonizando. Querían darles 5 chelines, no los dejaban llegar hasta la corte en Londres por miedo a que les contagiaran las epidemias de los barcos y se amotinaron. Finalmente ahorcaron a varios para atajar la revuelta. La actitud de Felipe II fue completamente opuesta.

Se calcula que murieron 45.000 hombres entre ambas Armadas, la española de 1588 y la inglesa de 1589. De ellos, dos tercios fueron ingleses y un tercio españoles. Las pérdidas españolas tanto de hombres como de barcos, se debieron sobretodo a los naufragios por las tormentas, mientras que las inglesas se produjeron en combate y por las epidemias que se declararon en los barcos.

Sir Francis Drake arribó a Plymouth el 10 de julio con las manos vacías, habiendo perdido a más de la mitad de sus hombres y numerosas embarcaciones, y habiendo fracasado absolutamente en todos los objetivos de la expedición. Cayó en desgracia y no volvió a comandar otra operación hasta seis años después.

Respecto a la actitud de estos países, en España se trataba de hacer informes objetivos de las operaciones, mientras que en Inglaterra se puso en práctica una ocultación sistemática de los daños y pérdidas, incluso bajo pena de muerte a quien las revelara. A consecuencia de esto, hay muchos más datos sobre las operaciones españolas que sobre las inglesas a la hora de investigar. Al mismo tiempo se llevó a cabo una labor de propaganda por parte de Inglaterra que ahondó la leyenda negra que los enemigos de aquel momento de España difundían por Europa. Y fue muy efectiva esta labor de propaganda, vistos los resultados.

Si Felipe II hubiera vivido en 1604, hubiera tenido la satisfacción de ver que se conseguían los objetivos de la Gran Armada con el Tratado de Londres, con el que acabó la guerra. Estos objetivos eran que se respetara a los católicos en Inglaterra, y que este país dejara de apoyar a los rebeldes en Flandes y a los piratas en las colonias españolas. Sin embargo, Isabel I, de haber vivido en 1604, hubiera visto cómo el objetivo inglés de sustituir a España como imperio colonial en Iberoamérica fracasaba. España volvió a tener una gran flota en pocos años, mientras que Inglaterra no llegó a ser un gran imperio hasta el siglo XIX. Por todo esto es tan significativo que se recuerde la Armada española (una caricatura de ella) y se desconozca la inglesa .

Resultado de imagen de contra armada inglesaFirma del Tratado de Londres en 1604

Pues si, lo más llamativo de la Contra Armada inglesa es el absoluto desconocimiento que hay sobre ella. España e Inglaterra estuvieron en guerra desde 1585 hasta 1604, pero cualquiera diría que la Armada española fue el único enfrentamiento que se produjo y que fue determinante. Hubo muchos más, entre ellos la Contra Armada. Y finalmente, España consiguió lo que quería, digamos que ganó la guerra, mientras que Inglaterra, no. Sin embargo, todos hemos estudiado, tanto en Gran Bretaña como en España, la Invencible española; la Invencible inglesa es completamente desconocida incluso para personas bastante cultas, y esto tanto en Gran Bretaña como en España, y en todo Occidente. Este desconocimiento sirve para mostrar cómo la política británica ha sido la de ocultar sistemáticamente sus propios fracasos y magnificar los triunfos, incluso aunque fueran simplemente fracasos del contrario por circunstancias ajenas a la superioridad militar inglesa. La política de España de los últimos siglos ha sido la de enfocarse negativamente en las derrotas y fracasos y no darle relevancia a las victorias. A mi me parece que esto se ha debido, en parte, a que la historiografía española ha venido bebiendo en fuentes que estaban bajo la órbita intelectual del Imperio británico, desde el siglo XIX, es decir, hemos estado aprendiendo y asimilando la historia sobre nosotros, escrita por los que habían sido nuestros enemigos durante siglos. El resultado ha sido una visión perversa de nuestra propia historia, que sospecho que tiene mucho que ver con los problemas actuales de identidad en España.


La Gran Armada española y la Contra Armada inglesa han sido los acontecimientos históricos más deformados, tergiversados y ocultados en los últimos 500 años. El conocimiento histórico de los mismos ha sido sustituido por una  serie de leyendas y mitos, en el caso de la Armada española, y por el silencio absoluto en el caso de la Contra Armada inglesa, todo ello en función de la sustitución de la supremacía hispana por la supremacía inglesa en el mundo. El conocimiento de la verdad sobre ellos nos permite entender mucho mejor por qué, por ejemplo, el español es la segunda lengua  materna del mundo, después del chino. Todo esto lo resume bastante bien Ben Walsh, presidente del Comité de Educación Secundaria de la Asociación Histórica  Británica:

" Podría parecer injusto que un ataque desastroso de Inglaterra contra España sea completamente olvidado mientras que un ataque desastroso de España contra Inglaterra sea universalmente recordado”.
                                                                            (citado por Jesús castillo Culsán en la fuente nº 7)

Aunque yo tengo algo que decir: ¿"Podría parecer injusto"? Es totalmente injusto, y, sobre todo, además de injusto, no conforme a los hechos históricos. 

Fuentes:
  1. https://revistadehistoria.es/contra-armada-el-gran-fracaso-ingles/  En esta fuente aparece un buen resumen de la Contraarmada, con mapas interesantes.
  2. Este texto es un poco más extenso, explica en detalle lo que fue la Contraarmada: http://documentalium.blogspot.com.es/2016/03/la-contraarmada-la-invencible-inglesa.html
  3. http://wesulm.bravehost.com/history/eng_armada.htm
  4. https://es.wikipedia.org/wiki/Invencible_Inglesa. El relato de la Invencible inglesa de la wikipedia me ha gustado especialmente. Lo encuentro muy completo y redactado con unos términos muy precisos. Explica muy detalladamente la batalla del Atlántico.
  5. http://www.elidealgallego.com/articulo/coruna/olvido-heroina-corunesa/20160109223210269503.html aquí podéis leer un artículo sobre una heroína coruñesa. ¡No es María Pita! 
  6. http://www.azperiodistas.com/la-contra-armada-el-mayor-desastre-naval-ingles-a-manos-espanolas/834
  7. Este Trabajo Fin de Grado de Jesús Castillo Culsán es un estudio comparativo de ambas Armadas muy bien documentado y expuesto. https://riull.ull.es/xmlui/bitstream/handle/915/2633/La%20Gran%20Armada%20y%20la%20Contra%20Armada%20de%201589.%20Un%20estudio%20historico%20e%20historiografico..pdf?sequence=1
Vídeo:
  1. En este enlace podéis ver una entrevista a Luis Gorrochategui, que ha escrito un libro sobre este tema: https://www.youtube.com/watch?v=WsTd_3A6ah0
Imágenes: