miércoles, 31 de octubre de 2018

Curiosidad de octubre 2018. De Valdemoro (Madrid) a Pekin en el siglo XVII.

Hola a todos. En esta entrada voy a escribir sobre un personaje muy curioso que nació en el siglo XVI y vivió como tantos españoles de la época, viajando a lugares lejanos,  descubriendo mundos nuevos y aportándoles sus conocimientos. Murió en 1618 en la colonia portuguesa de Macao. Espero que os guste.

Diego de Pantoja (Valdemoro, Madrid 1571-Macao, 1618) fue un jesuita español que vivó en China durante 21 años. Él y sus compañeros jesuitas y de alguna otra orden están considerados como los primeros sinólogos (especialistas en la civilización china). Este año se conmemora el 400 aniversario de su muerte y el Instituto Cervantes ha declarado 2018 el año "Diego de Pantoja". Es una figura muy interesante y muy desconocida que llevó los conocimientos de la Europa de los siglos XVI-XVII hasta lugares tan lejanos como China y, a su vez, dio a conocer la civilización china en Europa. Se han publicado sus escritos en chino bajo el título Escritos de Diego de Pantoja, libro que incluye su Tratado de los siete pecados y virtudes.

Diego de Pantoja nació cerca de Madrid, en Valdemoro, y estudió en la Universidad de Alcalá de Henares. Su vida en España transcurrió durante el reinado de Felipe II. Se hizo jesuita y participó de las expediciones evangelizadoras de esta orden religiosa. Así es como llegó a China, país del que había tenido noticias en su etapa de estudiante, a través de libros que ya en aquella época existían sobre esta civilización. 

Nuestro protagonista salió de España en los últimos años del siglo XVI. El viaje hasta China era muy largo. Además, no pudo entrar directamente en el país, porque estaba vetada la entrada a los extranjeros. Consiguió finalmente llegar a Pekín en 1601. Para lograrlo se había mezclado con un grupo de comerciantes, haciéndose pasar por uno de ellos. Se reunió con un jesuita que llevaba allí bastantes años, llamado Matteo Ricci, y solicitó entregarle al Emperador una serie de regalos, que incluían un mapa mundi, cuadros religiosos, una biblia y dos relojes de sol. Más adelante también le regalaron un clavicordio al Emperador, que tenía una gran curiosidad por saber cómo era el sonido de la música europea. Se trataba del emperador Wang Li, perteneciente a la dinastía Ming. El método que utilizaban estos misioneros era, por una parte, adaptar la evangelización a las formas culturales de los pueblos a los que evangelizaban y, por otra, relacionarse con las élites cultas del país, porque pensaban que si se convertían, se convertiría todo el país tras ellos. 

Todo esto resultó en que Mateo Ricci y Diego de Pantoja fueron los primeros europeos que pudieron entrar a la Ciudad Prohibida, ya que el Emperador dispuso que Diego enseñara a unos eunucos de la corte a tocar el clavicordio. Pero el regalo que más le gustó al Emperador fueron los relojes. Los jesuitas tenían que entrar en la Ciudad Prohibida para darles cuerda y arreglarlos cuando los chinos encargados de estos artilugios se encontraban con problemas que no sabían resolver. No es que los jesuitas entraran libremente por la Ciudad Prohibida, las visitas se hacían según las rigurosas normas de la corte, y solo en varias ocasiones a lo largo del año. Por otra parte, el Emperador no podía rebajarse a recibir personalmente a unos extranjeros, por muchos conocimientos que aportaran o muchos objetos extraños de lejanas civilizaciones que le hubieran regalado. Pero la curiosidad de Wan Li hizo que encargara unos retratos de ellos para conocer cuál era el aspecto de aquellos occidentales con tantos conocimientos. También le hicieron llegar un grabado y un cuadro de el Escorial.

Juan González de Mendoza, agustino, había escrito en 1585, desde México, un libro llamado Historia de la cosas más notables, ritos y costumbres del gran reino de la China. Pero contenía inexactitudes, porque él no había estado allí, se basaba en las cosas que oía contar a marinos y comerciantes. El libro tuvo una gran difusión. En 1602 Diego de Pantoja envió una carta a España, que se conserva en la Biblioteca Nacional, describiendo China, que corregía algunas inexactitudes del libro de González de Mendoza.  Como dice Ángel Vivas, en relación a Diego de Pantoja, en su artículo en El Mundo:
    "La carta que en 1602 envía al Provincial jesuita de Toledo, Luis de Guzmán, constituye un documento esencial por ser un verdadero tratado de geografía, historia, cultura y sistemas de gobierno chinos y una de las primera noticias ciertas sobre China de entonces. La prueba es que se tradujo al francés, alemán, inglés y latín". (fuente nº 1) 
Diego de Pantoja tenía una excelente formación humanística y científica, gran facilidad para las lenguas y seguramente grandes dotes diplomáticas. Al igual que el resto de jesuitas, se vestía como un letrado chino. Ante las dificultades para pronunciar su nombre en chino se hizo llamar Pan Dié, más o menos, o sea, la primera sílaba de su apellido seguida de la primera sílaba de su nombre (ver fuente nº 7). Entre los libros que escribió en chino está uno llamado Tratado de las siete victorias. Dominaba bastante bien el chino clásico. Además de cuestiones geográficas o de astronomía también incluyó en sus escritos observaciones sobre la poligamia y las concubinas que influyeron en la moralidad de la sociedad china. 
Matteo Ricci había iniciado un sistema de correspondencia entre las grafías chinas y el alfabeto latino que Diego de Pantoja continuó desarrollando, y que sería más tarde completado por otro jesuita. Otra de sus obras es el Libro ilustrado del reloj de sol. Fueron determinantes sus aportaciones en el campo de las matemáticas, la astronomía, la geografía y la cartografía. Según la Wikipedia (fuente nº 4), hablando con unos comerciantes mongoles Diego de Pantoja se dio cuenta de que estos llamaban a China, Catay y a Pekín, Cambaluc. En Europa se pensaba entonces que Catay y China eran países diferentes. Pero Catay y Cambaluc eran simplemente  nombres mongoles, que habían llegado a Europa a través de los relatos de Marco Polo. Llegó a ir a la muralla china para hacer mediciones con el astrolabio y demostrar que se trataba del mismo país. Hoy día parece un asunto menor, pero entonces permitió aclarar ideas erróneas que se tenían sobre Asia.  

En atención a sus aportaciones, el Emperador  concedió a Diego de Pantoja y Matteo Ricci una paga y dinero para construirse una casa, en la que se mantuvieron encuentros con eruditos chinos, según dice unos de los participantes en el documental de la fuente nº 3. Se tradujeron al chino los seis primeros libros de "Los elementos" de Euclides. Como los misioneros europeos demostraban más pericia en la medida del tiempo, sobre todo de cara a la predicción de eclipses, los eruditos chinos asimilaron conocimientos matemáticos y sobre astronomía occidentales y acabaron reformando el calendario chino. Tampoco esto era un asunto menor, el calendario dependía directamente del Emperador y marcaba aspectos muy importantes de las tradiciones chinas. Los conceptos que se habían venido utilizando procedían de siglos anteriores, de la época de dominio mongol y eran de origen árabe.

En 1610 murió Matteo Ricci. Era tal la consideración que el Emperador tenía de él que le cedió a Diego de Pantoja un lugar para enterrarlo en Pekín. Pero la muerte de Ricci trajo un cambio en la política de evangelización, ya que el italiano que lo sucedió no veía con buenos ojos la adaptación de la evangelización a la cultura china. Quería, por ejemplo, que las misas fueran en latín y no en chino. Comenzó a producirse un rechazo hacia los misioneros occidentales por parte de ciertos funcionarios chinos. Uno de ellos escribió un "Memorial de acusación a los bárbaros venidos de lejos", título que refleja muy bien hasta qué punto estaba cerrada al exterior la sociedad china. Eran "bárbaros", incivilizados, a pesar de sus artilugios, y "venidos de lejos": daba igual si del norte o del sur. Venidos de lejos, punto. Por otra parte, llamarlos bárbaros cuando habían demostrado que sus conocimientos matemáticos eran mucho más exactos, pone de manifiesto cierta mezcla de  envidia y temor por parte de aquellos funcionarios y  sabios chinos contrarios a los misioneros, que eran una amenaza para su prestigio. Diego de Pantoja escribió un texto refutando las acusaciones que se hacían sobre ellos, pero el rechazo fue en aumento y al final tuvo que salir del país en 1616 con destino a Macao, donde murió poco después, en 1618. Antes de irse, dejó a la entrada de la Ciudad Prohibida, en el suelo, otro libro que había escrito para dar a conocer a los chinos el mundo occidental. Debió ser un momento crucial para él. Sin opción a ser recibido por nadie, dejó lo más valioso para él allí en el suelo y marchó al exilio. El libro se llamaba  El mundo fuera de China y en él describía aspectos de la vida en España como los colegios de Salamanca, por ejemplo.

Diego de Pantoja y sus compañeros de orden abrieron un camino muy importante. Jesuitas de diferentes países europeos siguieron presentes en la corte de China como astrónomos y con rango de mandarines, a grandes rasgos, hasta 1805, gracias a la labor iniciada en China por esta orden creada en España en el siglo XVI.


Una de las cosas que me ha llamado la atención ha sido imaginarme a un agustino procedente de España, viviendo en México, escribiendo sobre China en la segunda mitad del siglo XVI.  Me refiero a Juan González de Mendoza. Y me ha impresionado porque al hacer el recorrido España-México-China con el pensamiento, le estás dando la vuelta al mundo, tratando de seguir las trayectorias de estos españoles de los siglos XVI-XVII.   

Para terminar, dos ideas. En primer lugar, que toda esta información  es bastante desconocida en España y en occidente, mientras que en China si que se conoce a Diego de Pantoja, concretamente como "Pan Dié", como ejemplo de los primeros contactos del Imperio chino con otras civilizaciones (ver fuente nº 7). En segundo lugar, considerar cuál fue la relación del Imperio inglés, (la "capa que tapó al Imperio español"), con China. Los hitos más importantes en la relación de estas dos potencias: las Guerras del Opio y la colonia de Hon-kong. Dos formas diferentes de relacionarse con civilizaciones distintas a la propia. Zhang Xiping, de la Universidad Estudios Extranjeros de Pekín expresa así la relación que se estableció entre España y China en el documental del Instituto Cervantes: 


"Diego de Pantoja y Mateo Ricci resolvieron, hace ya 400 años, la cuestión de cómo tratar con una civilización completamente diferente a la suya. Promovieron un método de adaptación que enfatizaba la armonía en la diversidad y, aunque podían discutir las diferencias, principalmente destacaron los aspectos comunes entre ambas civilizaciones. Esta es la herencia que nos ha dejado Diego de Pantoja."                                       (fuente nº 3)


Hasta pronto.


Fuentes:

  1. https://www.elmundo.es/cultura/2018/06/26/5b3137aee2704ef3888b45a7.html Artículo escrito por Ángel Vivas en El Mundo, junio 2018.
  2. https://pekin.cervantes.es/es/cultura_espanol/actividades_destacadas/2018_anio_diego_pantoja.htm resumen de la celebración del Año de Diego de Pantoja en el Instituto Cervantes.
  3. https://www.youtube.com/watch?v=S0xBOTANqlU documental sobre Diego de Pantoja del Instituto Cervantes titulado Diego de Pantoja, puente cultural entre España y China.
  4.  https://es.wikipedia.org/wiki/Diego_de_Pantoja. La biografía más completa y muy documentada.
  5. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0315086003001095 sobre la traducción de los libros de Euclides.
  6. https://elpais.com/elpais/2015/11/05/ciencia/1446736866_281908.html sobre los distintos jesuitas que tuvieron importantes cargos elaborando los calendarios en China
  7. https://www.youtube.com/watch?v=HIeN4MU0st4 conferencia de Mª Elvira Roca Barea "Gentes de brújula y espada" minutos 57 a 59.
  8. Udías Vallina, A. Jesuitas astrónomos en Beijing, Revista Javeriana, PDF  

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